LA GRAN MEZQUITA DE CASABLANCA
Una de las visitas obligadas en Casablanca es la de la Mezquita de Hassan II, la encontramos en el Boulevar Sidi Mohammed Ben Abdallah.
Fue Hassan II quien decidió su construcción en la ciudad de Casablanca, para que la capital económica del país tuviera algo que la distinguiera del resto de ciudades del país, la hizo construir sobre una península artificial, inspirándose en un versículo del Corán que habla de que “El trono de Dios se erigió sobre las aguas”, así desde el exterior parece una isla en medio del mar.
Diseñada por el arquitecto francés Michel Pinseau, el mismo que proyectó el pabellón de Marruecos en la Exposición Universal de Sevilla. Su construcción duró ocho años, siendo inaugurada en 1993 coincidiendo con el día del nacimiento del profeta Mahoma.
Es la segunda más grande del mundo, después de la Meca, su minarete cuadrangular alcanza los 200 metros y en su cima, por las noches, se proyecta un rayo láser que marca la dirección hacia La Meca, con un alcance de unos 30 km.
En su construcción trabajaron más de 12.500 obreros y artesanos, llegados de todo Marruecos y duró 6 años.
Tiene una capacidad para 105.000 fieles, 25.000 en el interior en la sala de oración y 80.000 en la explanada exterior que cuenta con una superficie de 9 hectáreas.
En la parte inferior de la mezquita se encuentra la zona de abluciones en la que destacan 41 fuentes de mármol y paredes de estuco. Normalmente los fieles usan los grifos de la pared para las abluciones anteriores al rezo, ya que estas fuentes sólo se usan en ocasiones especiales.
El hamam no está abierto al público, sólo lo construyeron para que la visita turística fuese más completa. En todos los lugares de la mezquita está presente la riqueza del trabajo de los artesanos marroquíes: madera tallada, celosías, azulejos, frescos y mosaicos de formas geométricas, estucos…
En su construcción también se han utilizado las últimas tecnologías, por ejemplo, resistencia a terremotos, puertas eléctricas, techo retraíble de madera, el suelo está provisto de calefacción radiante y el minarete cuenta con un ascensor rápido.
Además dispone de altavoces para amplificar la voz del imán que están perfectamente integrados en los artesonados de las columnas, las impresionantes lámparas de cristal de Murano, que cuelgan de la sala de oraciones, pesan unos mil kilos y el edificio tiene 25 puertas de titanio y latón.