La luna de Merzouga

Realizamos excursiones desde Marrakech al desierto, cascadas de Ouzoud, Essaouira, tú elijes cuantos días quieres y nosotros te lo montamos. También te recogemos desde cualquier punto de Marruecos para llevarte donde más te interese, déjanos que te aconsejemos

Instagram

Organizamos rutas y viajes en todo Marruecos.

¿Preparado para una experiencia única?

+212 661448453 info@lalunademerzouga.com
Viajes a Marruecos

La Luna de Merzouga

LAS JOYAS BEREBERS Y SU SIMBOLOGÍA

Las joyas se utilizan en todo el mundo por sus cualidades estéticas y por su valor material. Igual ocurre entre los bereberes de Marruecos, que además añaden a sus adornos un alto significado simbólico y de identidad.

Sus joyas nunca son de oro (de hecho piensan que el amarillo del oro da mala suerte) sino de plata, que tiene un color blanco asociado a la pureza, se cree que evita el reumatismo y protege contra el mal de ojo omnipresente en el Marruecos rural y también en el urbano.

En el mundo bereber las joyas fueron también una inversión para la familia, otorgaban estatus.

Los hombres eran quien las compraban en los años de bonanza económica y se podían vender en épocas de sequía para sacar adelante a la familia.

En el caso de la mujer, era además una garantía de futuro en caso de repudio o de fallecimiento del marido.

Pero las joyas eran mucho más que una inversión, afirmabann la pertenencia a una tribu o clan y decía mucho sobre la mujer que las llevaba. Los hombres sólo se ponían anillos.

Tan sólo los hombres nómadas de los daban a sus hijos mayores al llegar a la pubertad un colgante en forma de cruz -la llamada «cruz del sur»- al tiempo que les decían: «Hijo mío, te doy las cuatro direcciones».

Las joyas y la forma de llevarlas indican el origen geográfico, el estatus social y permitían conocer si una mujer estaba casada, soltera o viuda, así como también lo hacían las vestimentas y los tatuajes. Teniendo así un fuerte sentido identitario y de pertenencia tribal.

Su simbología es riquísima y precede a la islamización en muchos casos, aunque está también fuertemente influida por el Islam.

Aun así el mundo rural bereber tiene una fuerte raíz animista que pervive a pesar de la islamización. Es un mundo poblado por diablillos traviesos y malvados -«Djnoun»- que viven en las ruinas, grutas, arroyos… de donde salen por la noche en forma humana o animal para hacer maldades.

Tanto se les teme que no se les suele nombrar y se habla de ellos como de «esos otros». La más famosa, Aicha Kandicha, es temida por su gran belleza y poder sobre los hombres. Pues bien, de ellos hay que protegerse y para eso sirven también las joyas. Así por ejemplo las representaciones estilizadas de la serpiente o del escorpión -muy frecuentes- protegen de la mordedura de estos bichos.

En otros casos las representaciones de animales acuáticos como peces, tortugas o ranas se asocian a la idea de fecundidad por el gran número de huevos que ponen. También tienen este significado las frutas. El árbol se representa a veces invertido para significar que sus raíces absorben el conocimiento en la bóveda celeste para repartirlo sobre la tierra. Son también frecuentes las representaciones humanas hechas de forma muy esquemática, asociándose el triángulo invertido al sexo femenino,  mientras que el masculino se representa como una especie de tridente boca abajo.

El más conocido entre los amuletos es el «Khamsa» o cinco, llamado vulgarmente mano de Fátima, porque representa una mano con cinco dedos que es el mejor protector  que se conoce contra el mal de ojo.
La simbología que recoge el número cinco está muy difundida entre los musulmanes, en  recuerdo de los cinco pilares del Islam.

La variedad de joyas bereberes es asombrosa. Desde las fíbulas para sujetar los vestidos, hasta las diademas, pendientes, collares, pectorales y pulseras de brazos y piernas. Vale la pena echarles un vistazo antes de que desaparezcan definitivamente.

Post a Comment

You don't have permission to register